En el mecanizado de titanio, la forma de la viruta sirve como una herramienta de diagnóstico en tiempo real, crítica para evaluar la salud y optimización del proceso. La metalurgia única del titanio, caracterizada por su baja conductividad térmica y su tendencia al endurecimiento por trabajo, se manifiesta directamente en el proceso de formación de viruta. Analizar la morfología de la viruta permite al operario o ingeniero ajustar los parámetros para lograr un proceso estable, eficiente y seguro.
Las condiciones óptimas de mecanizado para el titanio suelen producir una viruta continua, enrollada firmemente y con una apariencia segmentada o de “dientes de sierra”. Esta segmentación es natural en el titanio debido al corte adiabático y no es, por sí misma, un signo de inestabilidad. La viruta ideal tiene forma de “6” o “9”, rompiéndose limpiamente en piezas manejables en lugar de formar enredos largos y fibrosos. Su color debe ser plateado claro o dorado pajizo, lo que indica que el calor generado durante el corte fue evacuado eficazmente con la viruta, en lugar de permanecer en la pieza o la herramienta. Este es un objetivo principal de nuestro servicio de mecanizado CNC de titanio, donde los parámetros y trayectorias de herramienta se calibran para alcanzar este resultado, garantizando una larga vida de la herramienta y la integridad de la pieza.
Las virutas largas, fibrosas y en forma de “nido de pájaro” son una señal de alerta significativa. Indican que la velocidad de avance es demasiado baja y/o que el ángulo de ataque de la herramienta es incorrecto, impidiendo una formación adecuada de viruta. Estas virutas enredadas son peligrosas, ya que pueden envolverse alrededor de la herramienta y la pieza, provocando la rotura de la herramienta, dañando el acabado superficial y generando riesgos de seguridad. Además, si estas virutas son azules o de color púrpura oscuro, es señal de una generación excesiva de calor. Esto ocurre cuando la velocidad de corte es demasiado alta o la entrega de refrigerante es ineficaz, permitiendo que el calor se acumule y oxide la viruta. Este mismo calor destructivo degrada rápidamente el filo de corte de la herramienta.
En el extremo opuesto, la producción de virutas finas, pulverulentas o en forma de pequeñas agujas fragmentadas sugiere que la velocidad de avance es demasiado alta o que la herramienta está desgastada. Una herramienta desafilada fricciona en lugar de cortar, pulverizando el material y generando un calor localizado intenso. Esta condición conduce a fallos rápidos de la herramienta y puede inducir daños superficiales y tensiones residuales en la pieza, lo que puede requerir un posterior tratamiento térmico para mecanizado CNC para aliviarlas. Esto es especialmente relevante en nuestro servicio de mecanizado de precisión, donde debe evitarse cualquier daño subsuperficial.
Al observar sistemáticamente la forma de la viruta, se pueden realizar ajustes informados:
Si las virutas son largas y fibrosas: Aumente la velocidad de avance para engrosar la viruta y promover su ruptura. Verifique también que la geometría de la herramienta tenga un ángulo de ataque positivo y un filo afilado.
Si las virutas son azules o descoloridas: Reduzca la velocidad de corte (SFM) y compruebe la eficacia del sistema de refrigeración. En bolsillos profundos o taladrados, esto hace que el servicio de taladrado CNC con refrigerante de alta presión a través de la herramienta sea esencial para evacuar el calor.
Si las virutas son polvorientas o en forma de agujas: Verifique el desgaste de la herramienta y reemplace el inserto inmediatamente. Asegúrese de que la velocidad de avance esté dentro del rango recomendado para la herramienta y el material.
La producción constante de virutas plateadas, enrolladas firmemente y uniformes es el sello de un proceso estable y optimizado, lo que se traduce en una vida útil máxima de la herramienta, un acabado superficial superior y un riesgo mínimo de daño térmico en el componente —una consideración clave para las piezas destinadas a aplicaciones de aeronáutica y aviación.