La selección del tratamiento superficial para componentes de aleación de titanio es una decisión de ingeniería crítica que mejora directamente el rendimiento en áreas donde el material base puede ser deficiente, como la resistencia al desgaste, la protección contra la corrosión en entornos específicos y la vida útil a fatiga. La elección está determinada por los requisitos operativos del componente, incluidos la carga, la temperatura, la exposición química y las condiciones tribológicas.
El anodizado es un proceso electroquímico que genera una capa de óxido gruesa y estable sobre la superficie del titanio. Aunque el titanio forma naturalmente una capa pasiva de óxido, el anodizado permite mejorar esta propiedad de manera controlada. El anodizado Tipo II mejora principalmente la resistencia a la corrosión y proporciona una base de adhesión para sistemas de pintura. Más importante aún, el anodizado Tipo III (duro) crea una capa cerámica mucho más gruesa y dura, mejorando significativamente la resistencia a la abrasión y reduciendo el agarrotamiento y el desgaste por fricción que afectan al titanio sin tratar en ensamblajes dinámicos. Este proceso es esencial para componentes como varillas de pistones hidráulicos y cojinetes rotativos en sistemas aeroespaciales.
Para aplicaciones que exigen los niveles más altos de dureza y baja fricción, la deposición física de vapor (PVD) es la mejor opción. El revestimiento PVD para piezas CNC de precisión consiste en depositar una película cerámica delgada y extremadamente dura —como nitruro de titanio (TiN) o nitruro de cromo (CrN)— sobre la superficie del componente. Este proceso, realizado en vacío y a temperaturas relativamente bajas, preserva las propiedades mecánicas del titanio base. La superficie resultante puede alcanzar una dureza superior a 80 HRC, reduciendo drásticamente el desgaste y el coeficiente de fricción. Esto hace que el PVD sea ideal para herramientas de corte, insertos de moldeo y componentes críticos en aplicaciones de automoción y aeroespaciales y de aviación, donde la integridad dimensional frente al desgaste es primordial.
En entornos de alta temperatura, como los que se encuentran en motores de turbina o sistemas de escape, el rendimiento del titanio puede mejorarse mediante revestimientos aplicados por proyección térmica. Procesos como el plasma spray aplican recubrimientos cerámicos (por ejemplo, zirconia estabilizada con itria para el revestimiento de barrera térmica para componentes CNC) o de aleaciones metálicas. Estos recubrimientos crean una barrera térmica que protege el sustrato de titanio subyacente del calor, evitando la pérdida de resistencia y la oxidación. De manera similar, los recubrimientos de carburo de tungsteno-cobalto pueden aplicarse mediante HVOF (oxicombustión a alta velocidad) para proporcionar una superficie extremadamente resistente al desgaste en componentes como muñones de tren de aterrizaje o tornillos de actuadores.
Aunque el titanio es altamente resistente a la corrosión, su superficie puede contaminarse con hierro libre u otras partículas durante el servicio de mecanizado CNC. La pasivación es un tratamiento químico esencial que elimina este hierro incrustado y promueve la formación de una capa pasiva de óxido uniforme y estable. Este paso es obligatorio para componentes en la industria de dispositivos médicos para garantizar la biocompatibilidad y prevenir la corrosión in vivo, así como para piezas expuestas a entornos químicos agresivos.
Otros tratamientos cumplen funciones más específicas. El electropulido disuelve anódicamente la superficie, eliminando microimperfecciones y concentradores de tensión dejados por el mecanizado. Esto produce una superficie microscópicamente más lisa que mejora significativamente la vida a fatiga y la resistencia a la corrosión, lo cual es crucial para componentes sometidos a cargas cíclicas, como trenes de aterrizaje de aeronaves o implantes ortopédicos. Para requisitos no funcionales, el proceso de arenado para componentes CNC puede crear un acabado mate uniforme con fines estéticos o como paso de preparación para la adhesión de recubrimientos posteriores.
El tratamiento superficial óptimo depende del principal déficit de rendimiento que deba abordarse:
Para desgaste o agarrotamiento: Anodizado duro o recubrimiento PVD.
Para oxidación a alta temperatura: Revestimientos de barrera térmica.
Para maximizar la vida a fatiga: Electropulido.
Para compatibilidad química o biológica: Pasivación.
Para corrosión general y adhesión: Anodizado Tipo II.
Aprovechar la experiencia de un proveedor de servicio integral garantiza que el mecanizado, el acabado y la validación de calidad estén completamente integrados, asegurando que el tratamiento superficial cumpla su función prevista en el componente final.