El análisis metalográfico es una herramienta crítica y definitiva de aseguramiento de la calidad, que proporciona evidencia visual y cuantitativa del estado interno de un material después del mecanizado, correlacionando directamente su microestructura con sus propiedades macroscópicas. Es el método principal para verificar que los procesos de mecanizado y posterior tratamiento térmico han producido la condición del material prevista sin introducir anomalías perjudiciales.
El proceso comienza con el seccionamiento de una muestra representativa tomada de un cupón testigo o, en aplicaciones críticas, del propio componente. Esta muestra se monta cuidadosamente, se lija, se pule y se ataca químicamente para revelar su microestructura. Al examinarse bajo un microscopio óptico o electrónico de barrido (SEM), la muestra preparada ofrece una gran cantidad de datos que confirman las propiedades posteriores al mecanizado.
En una superaleación como Inconel 718, el objetivo principal del tratamiento térmico posterior al mecanizado es lograr una microestructura específica que proporcione resistencia y capacidad frente a la fluencia. La metalografía confirma:
Formación y Distribución de Precipitados: Confirma visualmente la dispersión uniforme de los precipitados de refuerzo gamma doble prima (γ''). Su tamaño, morfología y densidad de población determinan directamente el límite elástico del material.
Tamaño y Estructura del Grano: Normalmente se busca una estructura de grano uniforme y equiaxial. La metalografía mide el número de tamaño de grano ASTM, que se correlaciona directamente con la resistencia y la tenacidad: un grano más fino suele proporcionar mayor resistencia y mejor comportamiento a la fatiga.
Presencia de Fases Dañinas: Permite detectar la formación de fases no deseadas, como la fase frágil delta (δ) en el Inconel 718, que puede formarse si el ciclo térmico es incorrecto y embritar gravemente el material.
El mecanizado, si se realiza incorrectamente, puede degradar gravemente el material cercano a la superficie. Los cortes metalográficos en sección transversal del borde son esenciales para identificar:
Deformación Plástica y “Capa Blanca”: Una capa blanca visible y sin características bajo el microscopio indica una zona de deformación plástica severa y alteración microestructural causada por un exceso de calor o fricción durante el mecanizado. Esta capa suele ser dura, frágil y altamente traccionada, actuando como sitio primario de iniciación de grietas por fatiga.
Microgrietas: El análisis puede revelar microgrietas que se originan desde la superficie, las cuales son catastróficas para la vida a fatiga y la resistencia a la corrosión bajo tensión.
Profundidad de Endurecimiento por Trabajo: Mediante el examen de la muestra atacada, se puede medir la profundidad de la capa deformada plásticamente y endurecida, confirmando si los parámetros de mecanizado estuvieron dentro de los límites aceptables.
El análisis también verifica la calidad del material base, asegurando que no existan defectos que puedan comprometer el rendimiento:
Inclusiones: Identifica y califica las inclusiones no metálicas (por ejemplo, sulfuros, óxidos) según normas como ASTM E45. Un exceso de inclusiones actúa como concentradores de tensiones y puntos de inicio de fallas.
Porosidad y Vacíos: Cualquier porosidad interna del material original o inducida durante el procesamiento es claramente visible.
Segregación: Permite detectar segregación química dentro de la microestructura, lo que resulta en propiedades mecánicas inconsistentes.
El poder de la metalografía radica en esta correlación directa. Por ejemplo, una pieza destinada a aeronáutica y aviación debe poseer una vida a fatiga excepcional. El informe metalográfico proporciona la evidencia:
Un tamaño de grano fino y uniforme sin “capa blanca” ni microgrietas → confirma alta resistencia a la fatiga.
Una distribución correcta de los precipitados γ'' y ausencia de fase δ → confirma alta resistencia a la tracción y a la fluencia.
Material limpio con inclusiones mínimas → confirma alta tenacidad a la fractura.
En esencia, el análisis metalográfico no solo muestra una imagen atractiva; proporciona la prueba empírica fundamental de que la compleja interacción entre el mecanizado CNC y el procesamiento térmico posterior ha dado como resultado un componente cuya arquitectura interna es capaz de ofrecer el rendimiento y la fiabilidad requeridos.